Amor de pareja

Mucho se ha escrito en la literatura sobre el amor en la pareja, al igual que lo que sea ha producido en televisión y cine sobre el amor de pareja. En general mucho de lo que se ha escrito y producido en los últimos años está muy influenciado por la cultura al estilo Hollywood. Esta cultura define el amor basada en lo atractivo de la personalidad, en las características externas: atractivo físico, carisma e imagen. Esta cultura está preñada de definiciones superficiales, y fomenta un amor sentimentaloide y basado en un romanticismo cursi, reduciendo el amor a un simple sentimiento. Pero el amor es más que un sentimiento.

Con frecuencia he dialogado con matrimonios y me ha sido doloroso escuchar de ellos frases tales como: “el problema es que ya no nos amamos”. Me pregunto, y pregunto a estas parejas: ¿cómo es ya no se aman? Si su definición del amor está basada en las características de la personalidad (imagen, apariencia física) o el beneficio que se puede esperar de la relación, o en la emoción que sienten en un momento determinado (alegría o placer vs. decepción o dolor) es fácil llegar a esa conclusión. 


Aquí es donde muchos matrimonios se equivocan seriamente. Muchos matrimonios viven con una definición del amor centrada en “lo que el otro me aporta o hace por mí”, desarrollando un amor condicional al que yo llamo amor sí. Este tipo de amor antepone siempre el condicional SI. “Sí me amas te amo”; “sí tratas de agradarme, yo haré lo mismo”. Este tipo de amor nunca da nada sin recibir algo primero; siempre busca la “reciprocidad”. Es un amor utilitario, además de egoísta, posesivo y egocéntrico. Busca, en palabras de Erich Fromm “lograr un intercambio mutuamente favorable”.

Otros matrimonios basan su amor en los méritos o cualidades (generalmente rasgos externos de la personalidad). Yo llamo a este tipo de amor, amor PORQUÉ. Este tipo de amor es menos egoísta, pero sigue siéndolo. Es un amor interesado. “Te amo porque eres atractivo(a)”; “te amo porque eres rico(a)”; “te amo porque tienes una profesión y eres inteligente”. Este tipo de amor ama por lo que la persona es o tiene en un momento determinado; pero ¿qué pasa cuando no hay riqueza o se acaba la juventud o la belleza física?, entonces ya no se es capaz de amar. Este tipo de amor al igual que el amor sí tiende a ser temporal.

Prefiero definir el amor más bien según la definición bíblica. Cuando la Biblia usa la palabra amor para referirse al amor con que se necesitan amar la pareja, usan la palabra ágape (ver ejemplo en Efesios 5), que se usa para definir el amor incondicional de Dios. Esta palabra define el amor en términos espirituales - sin excluir el amor romántico en el caso del hombre y la mujer - como un amor altruista, sacrificial, abnegado, que busca dar más que recibir. En este caso podemos definir el amor ágape como un amor A Pesar De. Este amor se niega a sí mismo y busca el bienestar de la persona amada, busca la manera de complacer a su cónyuge antes que agradarse a sí mismo (a). Este amor considera las necesidades de la otra persona, antes que las necesidades suyas propias. Su interés no es la explotación, ni conseguir cosas de la otra persona, sino contribuir a la felicidad y el bienestar de la otra persona. 


EL AMOR ES UNA DECISIÓN

La definición del amor ágape según la Biblia se aproxima más a una actitud que a una emoción. El amor es una elección; es algo que usted decide hacer, que se demuestra de manera práctica. En relación con el amor, la regla es primero ocurre la acción y luego la emoción se alinea a esa acción. 

Muchas parejas al definir el amor como una emoción, esperan que “la emoción del amor vuelva por sí misma”, cuando se percibe que se ha ido. Pero las emociones no se reparan por su propia cuenta, tienen que ser restablecidas por actos apropiados – actos amatorios. 

Amar a la pareja significa tomar la decisión de darles lo que sea necesario a fin de edificar y desarrollar su vida. Si no sentimos “la emoción del amor”, no es que nuestro amor está agotado. Muchos consideran que el amor es una respuesta visceral. Si el corazón no acelera su latido y no se activa el sistema glandular, tienen dudas respecto a la validez de su amor. La respuesta emocional está bien, pero su presencia no significa amor. El amor no se trata de preferencias o emociones, sino de lo que hacemos y cómo nos relacionamos con las personas. El amor trata de compromisos, comportamientos y decisiones. Amamos porque decidimos comprometernos y expresar actitudes y acciones amatorias. Vale decir, elegimos construir el amor.

El amor es un arte
Ahora esa elección tiene un costo. No es algo con lo que nos tropezamos si tenemos suerte, o que es cuestión del azar, tampoco es una sensación placentera que surge por generación espontánea. Es un arte, y como todo arte requiere esfuerzo y conocimiento; requiere práctica y dedicación para desarrollar la capacidad de amar. El amor es fruto del aprendizaje que se da en una pareja. El amor es un arte que se aprende cada día. 

El amor es un constructo (una creación)
El amor es un arte por el que se opta desarrollar. Según el Dr. Alexander Lowen, las personas se movilizan tratando de evitar el dolor o buscando el placer. Así si una persona le ha causado dolor o tiene la expectativa de producírselo, tiende a construir odio. Por el contrario, si le ha ocasionado placer / bienestar o tiene como expectativa que se lo puede generar, tenderá a construir amor. En todo caso tanto el odio como el amor, son constructos – elecciones que las personas hacen. Aún cuando el amor pueda tener una base emocional, es una elección, una decisión personal que emana de un carácter maduro. La persona puede decidir construir amor y no odio a pesar del contexto de dolor que el otro le genera, a fin y al cabo el amor es una decisión, un acto de la voluntad que está por encima de las emociones. La pregunta clave es: ¿qué ha decido construir usted?

El amor es un don
Por otra parte, el amor genuino es un don que damos a otros. No es comprado por sus acciones, ni depende de nuestras emociones del momento. Puede tener fuertes sentimientos emocionales, pero no se apoya en ellos. Antes bien, el amor es una decisión que tomamos cada día; decisión de que alguien es especial y de mucho valor para nosotros. Decisión que tomamos antes de que pongamos el amor en accion. Esta decisión no está necesariamente fundada en los méritos de la persona amada, ni en la reciprocidad que recibimos del otro (a), pues es un don - un regalo, aun cuando necesitamos reconocer que el ser correspondido alimenta (nutre, fortalece) la decision de amar al otro.

El amor es una fuerza transformadora
El amor moviliza tanto al que ama como al objeto del amor. Transforma al que lo ejerce, pero también produce cambios en aquel que es amado.Dice Erich Fromm: “El amor intenta entender, convencer, vivificar. Por este motivo el que ama se transforma constantemente. Capta más, observa más, es más productivo, es más él mismo”. 

El amor también es la solución para el egoísmo, la indiferencia, la indolencia y la pasividad. 
Nuestras relaciones de pareja se beneficiarían si entendiéramos el amor como un arte que requiere aprendizaje, que requiere esfuerzo para consolidarlo y fortalecerlo. Si concibiéramos el amor con una elección más que como una mera emoción, entonces, cuando surjan los conflictos y desavenencias en la relación, nos dispondríamos a reparar las grietas por donde se escapa el amor, a través de actitudes y acciones amatorias, y no nos quedaríamos esperando hasta que aparezca el supuesto “sentimiento del amor”.

El amor es un producto de la relaciones
Necesitamos, pues, intencionalmente invertir en tiempo, espacio y recursos para compartir con otros, para cultivar las relaciones. Si se quiere crecer en el amor se debe invertir para desarrollarlo. No se aprende a amar en aislamiento. Se requiere, entonces, darle prioridad a las relaciones. En medio de las agitadas y repletas agendas esto puede ser todo un desafío. Dice Rick Warren: “En ocasiones nos conducimos como si las relaciones fueran algo que conseguimos introducir en nuestros planes. Hablamos de hallar tiempo para nuestros hijos o de hacer tiempo para las personas en nuestra vida. Damos la impresión de que las relaciones son apenas una parte de nuestra vida, junto con otras ocupaciones”. 

El amor crece y se expresa a través de la calidad de los vínculos y contactos que se establecen en la familia y en la pareja. El amor se construye, se da y se recibe, desde la cercanía y la intimidad, desde el reconocimiento de la necesidad propia y del otro de amarse.

No se ama por deber o por responsabilidad, se ama como resultado de haber compartido la vida; por la decisión intencional de construir una relación y unos vínculos que facilitan, promueven y permiten la formación del amor, como realidad en el contexto de una pareja. 

Sin la presencia y el contacto con el otro (a) se hace difícil que el amor crezca, madure y se consolide. Para que el amor surja se precisa de la creación de una relación, unos vínculos y un contexto (tiempo, espacio, oportunidades, etc.) donde crecer.

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